Cuidado de la boca en el recién nacido

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La boca en el recién nacido es parte importante de su organismo en formación. Es decir, está en proceso de crecimiento para llegar a su término. Estructuralmente forma parte del aparato digestivo y es la abertura corporal por donde se ingieren los alimentos. Esta cavidad oral consta de cinco paredes: labios, mejillas, paladar duro, paladar blando y el suelo de la boca. Además de los anexos que son los dientes, encías, lengua y amígdalas.

Un error común es creer que los cuidados comienzan con la aparición de los dientes. La adecuada higiene oral en bebés se inicia desde sus primeros momentos de vida y es un requisito fundamental para su salud. 

La dieta de leche impregna las mucosas y lengua del bebé. Lo que lleva a la formación de una placa o nata que tiende a descomponerse, favoreciendo la instalación de bacterias y hongos que pudieran ocasionar problemas.

La limpieza de la boca en el recién nacido

Uno de los métodos de higiene bucal a emplear es el dedo cepillo. Consiste en valerse de un trozo de gasa previamente mojada en agua hervida y fría; se envuelve el dedo índice y con sumo cuidado se pasa por las encías, la lengua y paladar del pequeño. Todo ello con un movimiento de barrido suave y circular para eliminar los restos de alimentos. Hay que repetir esta limpieza como mínimo dos veces al día.

También hay que evitar la contaminación a través de la saliva. Esto sucede cuando se besa en la boca al bebé, o cuando se prueba o sopla su alimento para enfriarlo. Todo esto favorece que virus o bacterias puedan entrar en la boca del pequeño. 

Los riesgos de una inadecuada higiene oral

La falta de rutinas de limpieza de la boca en el recién nacido puede derivar en la aparición del muguet. Se trata de una infección producida por la candida albicans, un hongo oportunista que se instala en la cavidad bucal y el tracto digestivo, que cumple una función muy importante en la digestión de los azúcares. Cuando esto ocurre, quienes sufren las consecuencias no son los bebés sino sus madres, generando dolores fuertes en los senos al amamantar.

La prevención: el mejor tratamiento

Las rutinas de salud oral de los recién nacidos incluyen también la correcta limpieza de los pezones de la madre antes de dar de mamar. Así mismo, cuando se usan biberones, chupetes y otros utensilios, es necesario hervirlos con frecuencia para impedir la formación de hongos.

En los casos de contaminación, lo mejor es evitar la automedicación. Una visita al médico pediatra será necesaria para atacar cualquier anomalía. Estos especialistas, quienes pueden llegar a solicitar el apoyo de un odontólogo infantil, recetarán los mejores tratamientos a seguir, según las particularidades de cada caso.