Alimentos fríos y sensibilidad dental

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La sensibilidad dental es un dolor agudo en parte o en la totalidad de la dentadura, cuando esta entra en contacto con algún elemento externo. Por lo general, algunos alimentos y bebidas muy frías, calientes o ácidas, suelen generar esta respuesta. No es considerada como una patología propiamente, pero es una situación muy molesta para quienes la padecen. Una limitación de la ingesta de ciertos alimentos por temor a las sensaciones desagradables que desencadena.

Este tipo de reacciones en el interior de la boca no son del todo normales. Por ello, cuando se presentan de forma reiterada son indicativos de que algo está mal y es necesario prestar atención debida. Para dar rápidamente con la causa del problema y evitar complicaciones innecesarias, la visita al odontólogo es un paso imprescindible.

Causas

Las encías pueden sufrir por un mal cepillado dental, o por enfermedades como la periodontitis y las caries. Se trata de afecciones que generan la inflamación de las encías y, si se vuelve una situación permanente, disminuyen su grosor. La consecuencia es que se menoscaba su función protectora, ya que deja de revestir adecuadamente la base de las piezas dentales. Por tanto, al ir quedando al descubierto, se da inicio a un ciclo negativo que retroalimenta el problema.

Quienes presentan estos episodios, suelen enfrentarse a algunos conflictos durante la temporada estival. Son momentos en los que la temperatura del medio ambiente se eleva de forma considerable, y el calor invita frecuentemente a tomar bebidas frías para apaciguar el bochorno

Hay que recordar que no es recomendable ingerir los alimentos congelados o muy calientes. Ni siquiera como mecanismo de adecuar al cuerpo a las condiciones climáticas. Por un lado, porque atentan contra el proceso digestivo, pero además provocan la destrucción de la dentina.

Sensibilidad dental: recomendaciones para los que padecen este problema

Si se tiene sensibilidad dental, en primer lugar un especialista tiene que revisar la dentadura en profundidad para descartar enfermedades u otros daños. Una dentina con problemas y encías que no protegen adecuadamente a los dientes constituyen una combinación sumamente peligrosa. En segundo lugar, deben ampliarse los hábitos que permitan una excelente salud bucal.

Entre las recomendaciones más extendidas, está el hábito de evitar al máximo los cambios bruscos en la temperatura de los alimentos a ingerir. También es fundamental mantener la limpieza bucal con la frecuencia y cepillo adecuados. Se sugiere el uso de modelos extra suaves para que la limpieza sea más profunda y sin lastimar. Del mismo modo, hay que utilizar cremas dentales con fórmulas especiales para bocas sensibles

También conviene evitar comidas y bebidas ácidas. Lo mismo que alimentos que contengan exceso de azúcares, como golosinas, jugos o refrescos, ya que atentan seriamente contra el esmalte dental. 

Es muy importante prestar atención a la forma como se mastica. Quienes tienen como costumbre hacerlo de manera fuerte y brusca suelen tener problemas. Mientras que, si se padece de bruxismo, necesariamente se debe hacer usos del protector indicado para dormir.